¿CONOCES A...?
Dr. Ricardo Sepúlveda Moncayo, un broncopulmonar de corazón porteño con medio siglo como profesional
A sus 76 años y con 51 de ellos dedicados a su profesión, el Dr. Ricardo Sepúlveda Moncayo, encargado de la Comisión Asma Adulto de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratoria, relata aspectos desconocidos de su vida.

El currículo y experiencia del Dr. Ricardo Sepúlveda Moncayo son extensos y reconocidos. Especialista en Enfermedades Respiratorias del Adulto, ha sido profesor titular de Medicina de la Facultad de Medicina de la U. de Chile; Director del Instituto Nacional del Tórax y Asesor de Salud Respiratoria del MINSAL -donde tuvo importantes responsabilidades en la creación del Programa de Enfermedades Respiratorias del Adulto, ERA y del desarrollo de Guías de Práctica Clínica como las de Asma del Adulto, EPOC, entre otras. Además, ejerció la presidencia de nuestra Sociedad y fue electo miembro del Directorio en varias oportunidades.
Esta es su historia:

¿Por qué quiso ser Médico?

Realmente no lo sé.  He tratado de recordar si alguna vez me pregunté si existían otras opciones de vida profesional y no he podido encontrar una razón por la cual ser médico fue siempre la única opción.  No fui enfermizo ni existieron en mi niñez experiencias de salud que me pusieran en contacto con el mundo médico. Lo más cercano pudiera ser el impacto que me causó “Historia de un maletín negro”, un libro de Cronin que relata la historia de un GP de un pueblo inglés a comienzos del siglo XX.  Ni siquiera me pregunté qué haría si no quedaba seleccionado después de dar el examen de admisión. Felizmente todo se dio a la primera.

¿Cómo se describe como médico?

Siempre me he sentido un agraciado por poder desarrollar mi vida en lo que me gusta, compartir con los seres humanos. Cada paciente es un desafío que si logro satisfacer, me llena de agrado. Alguien me dijo que ser médico trae aparejado el enseñar y el Juramento Hipocrático lo señala claramente “Ayudar y enseñar”, han sido mis lemas. Lo que siempre movió mi actuar fue un romántico principio: “No   quiero que ninguno de mis tres hijos nunca tenga que avergonzarse por mis actos”.

¿Por qué optó por la especialidad de broncopulmonar?

Apenas recibido, se me dio la oportunidad de incorporarme a un grupo profesional que estimulaba el desarrollo profesional y valoraba la calidad del trabajo médico y la necesidad de medir el impacto de nuestras acciones. El mejorar era una obligación moral para poder ayudar. Eso marcó mi visión de la medicina que mantengo hasta ahora.   No sólo tenemos obligación de no hacer daño, sino también ofrecer opciones que hayan demostrado ser beneficiosas. Durante mis casi tres años de estadía en el Hospital de Brompton de Londres, no sólo gocé del mundo cultural europeo con mi familia a la que le permití ver un mundo mejor en esos años que la provinciana realidad nacional, sino que estuve expuesto al rigor científico, a la seriedad profesional, a la estrategia de evaluar el resultado de todo lo que se hacía.

 

¿Qué disfruta más: ser académico o atender en consulta?

¿Difiere en algo enseñar a un paciente sobre sus dolencias o a un profesional en cómo ayudar a otros?  Ambas cosas me han llenado de satisfacciones y no he podido optar por una de ellas.

 ¿Cuáles son sus máximos logros?

Con la ayuda invaluable de compañeros y amigos de toda una vida, logramos durante 30 años acercar la ciencia, en el área respiratoria, a la práctica clínica ¡El mundo desarrollado era tan lejano de este país situado al sur del mundo! Me comprometí con actividades administrativas pensando en que podía ayudar a que otros pudieran cumplir mejor sus sueños profesionales. Un amigo, riendo me dijo, ¿crees que alguien te lo agradecerá?  Mi respuesta, que aún mantengo fue: “Si esa fuera mi motivación, no habría tomado esa alternativa”.

Entonces, aún no pierde ese interés en enseñar…

Siempre estoy dispuesto y se me refuerza cuando visitó a pequeños grupos profesionales a lo largo del país que deben actuar en muy precarias condiciones y sin el apoyo periódico que siempre requerirían. Al pasar el tiempo, aún conservo mi interés en intentar colaborar para cambiar para mejor nuestra realidad médica nacional. Si he aprendido algo útil para mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes ¿por qué no compartirlo?

¿Qué desafíos tiene?

En el área profesional, veo que aún hay cosas simples de hacer que podrían tener gran impacto en la vida de nuestra población. Nuestro sistema de salud ya pasó del desafío de cumplir con coberturas y ahora debe pasar a la etapa de la calidad de la atención en la que cada uno de nosotros somos responsables. No tengo como agradecer a quienes me han acompañado y ayudado a lo largo de mi vida, aunque no se los dije o no se dieron cuenta de su ayuda.